ATLANTA, Estados Unidos. Mar. 05, 2014.- El gran inconveniente del majestuoso Georgia Dome de Atlanta es su techo, que protege del clima más inclemente pero que impide disfrutar de las estrellas en el firmamento, añoradas todavía más cuando no hay una estrella capaz de brillar lo suficiente en la cancha del domo.
México y Nigeria mostraron cosas interesantes este miércoles, pero ninguno de los dos hizo méritos para ganar y se dedicaron a exaltar la imagen de los porteros que tuvieron actividad en este cotejo después de empatar 0-0 en la última Fecha FIFA antes de la realización de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014.
Guillermo Ochoa, Vincent Enteama y Austin Ejide se llevaron todo el crédito en este cotejo que marcó la última oportunidad para Miguel Herrera de observar a los jugadores elegibles para la Selección Mexicana que militan en clubes europeos. Los porteros evitaron que el marcador tuviera movimiento y, en el caso especial del elemento del Ajaccio de Francia, su viaje a los Estados Unidos sirvió para dejar en claro que será difícil apartarle del Mundial.
El Tri encontró un examen de provecho encarnado en el equipo nigeriano. Las "Águilas" significaron un rival no solamente digno, sino altamente útil de cara a la preparación de los mexicanos para el Mundial, específicamente para su debut ante Camerún. Sonará a lugar común, pero la velocidad y la fortaleza africana salió a relucir una vez más en este cotejo, no es un secreto, pero tampoco hay antídoto para contrarrestar tales cualidades, o por lo menos el "Piojo" y sus pupilos no lo tienen.
Los dirigidos por Stephen Keshi iniciaron el encuentro a pedir de boca. Los africanos apretaron en todos los sectores, sobre todo en media cancha, donde Juan Carlos Medina era constantemente presa del nerviosismo propio y la fortaleza rival. Victor Moses rápidamente se convirtió en una auténtica pesadilla, Diego Reyes y Rafael Márquez tendrán pesadillas con él por lo menos de aquí hasta su próximo compromiso con la selección, mientras que Emmanuel Emenike ponía a prueba a Guillermo Ochoa apenas a los 11' con una jugada individual en el área y un tiro cruzado que el guardameta sacó magistralmente para que, segundos después, Ogenyi Onazi sacara un tiro de media distancia, rechazado de forma no menos dramática por el portero local, lo que parecía de forma súbita, un tiro al blanco.
México estaba rebasado, agobiado, frustrado e inoperante por una Nigeria imponente, que robaba la pelota incluso en zona de seguridad. Héctor Herrera fue el primero en desafiar el dominio africano con un tímido disparo que significó el primer aviso mexicano, cuando transcurrían ya 22'. Más que buscar el gol, el volante hacía un intento desesperado para poner el balón siquiera en saque de meta. El Tri estaba sonrojado, no tanto por su flamante uniforme estrenado este miércoles, que hacía juego con el color escarlata que emanaba de las caras de los futbolistas, impotentes ante tan bajo espectáculo.
Los dirigidos por Herrera entendieron que, para bajar las revoluciones del encuentro, necesitarían posesiones largas, poco importaba que la portería defendida por Enyeama quedara a kilómetros de distancia, la prioridad era salvar el cero y reducir la carga a Guillermo Ochoa. La táctica funcionó y, poco a poco, México encontró el camino para hacer daño, como a los 25' con un remate de cabeza en jugada a balón parado por parte de Rafael Márquez que obligó a que el portero nigeriano se empleara y cuestionara el protagonismo de Ochoa en el encuentro. El ritmo cayó en el resto del primer tiempo y, para el complemento, la cascada de cambios influyó directamente en el encuentro, sobre todo para el bando nigeriano.
El gran enemigo de las "Águilas" estaba en su propia banca. Stephen Keshi le quitó los pies a su conjunto, que después de los cambios, erosionaría su imagen y destruiría su funcionamiento. Nigeria no volvió a aparecer para la segunda parte, y si bien México también hizo modificaciones, éstas fueron mucho más amables dentro del esquema general del Tri, que a los 70' tuvo su oportunidad más clara para llevarse el marcador con un centro al área donde Oribe Peralta impactó, o más bien arrolló al portero Austin Ejide (quien ingresó tras el descanso), para que Alan Pulido (también de cambio) intentara colocar la pelota en el ángulo, pero el portero nigeriano, hecho de metal y de piezas armables, se rehizo para salvar su meta.
Los últimos minutos del encuentro transcurrieron entre la inoperancia nigeriana y la incapacidad mexicana. El 0-0 fue el resultado justo, sobre todo para los tres porteros que vieron acción, quienes no merecían recibir daño esta noche. Hay muchas conclusiones para ambos técnicos y tiempo corto para trabajar. En el Mundial, ambos tendrán que verse las caras con las dos selecciones más fuertes históricamente de Sudamérica, el tiempo corre pero todo parece indicar que Brasil y Argentina pueden irse tranquilos a dormir.
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