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miércoles, 16 de abril de 2014

IGUALDAD Y TEMPESTAD


Cruz Azul y Toluca empatan 0-0 y dejan todo en suspenso en la Final de ida de la Concachampions


CIUDAD DE MÉXICO, México. Abr. 15, 2014.- La tempestad se esperaba en la cancha, pero cayó del cielo, como agua de mayo en pleno abril. Los dos mejores equipos del futbol mexicanos, al menos en los números, dejan todo en tensa calma en la Final de la Concacaf Liga Campeones. Cruz Azul y Toluca empataron 0-0 en la ida, puntos suspensivos a la definición por este título internacional.
Todo está en duda después de este partido, el trofeo, el rendimiento, los baluartes, los villanos. ¿A quién beneficia el empate sin goles? ¿Al que salió vivo de su visita al Estadio Azul? ¿O al que no recibió goles como local? Hasta las posturas en este punto son divergentes, aunque el renglón de los goles como visitante jugará indiscutiblemente a favor de La Máquina, a quien cualquier empate en Toluca de Lerdo la próxima semana le vendrá como cemento dorado: la igualdad sin goles mandará la serie a tiempo extra, cualquier otra paridad, significará el título para los de La Noria.
Una tormenta de dimensiones bíblicas que cayó sobre el Distrito Federal servía de preámbulo para una batalla esperada entre líder y sublíder del Torneo Clausura 2014. el drenaje en la Ciudad de los Deportes fue insuficiente para contener una tormenta que dejó al césped con varios espejos en diversos sectores. Cruz Azul y Toluca se cuidaron de más por este aspecto. El respeto fue demasiado entre ambas escuadras, la prioridad era anular al rival; ambos tendrían éxito. El ritmo del encuentro fue soso por momentos, máxime si se toma en cuenta el pavor de abusar de los pases a corta y media distancia, dadas las dificultades que presentaban los charcos en la cancha.
Pablo Velázquez rompió la monotonía a los 14' con un disparo que, tras ser rebotado por la zaga, fue contenido en dos tiempos por el arquero Guillermo Allison, quien cubría la cabaña que pertenecía a un castigado Jesús Corona. El juvenil tuvo batallas esporádicas cara a cara no solamente con el paraguayo, sino también con Isaac Brizuela o con Wilson Tiago.
En contraparte, Marco Fabián se cargó a todo el conjunto Cementero a la espalda. El ex de Chivas corrió, luchó, fue el que más se arriesgó ante el inclemente espejo verde en el que estaba convertido el Azul. A los 37', el volante ofensivo tendría el clímax de su aportación en el partido, con una soberbia jugada individual que acabó en las redes... pero por la parte de afuera, en un efecto óptico demasiado cruel para tres cuartas partes de la afición celeste, que gritó el gol antes de que la pelota regresara al área chica, rompiendo la ilusión, despedazando el encanto.
Pasaron 43 minutos antes de que alguien de los Diablos Rojos se dieran cuenta de un factor importante a tomar en cuenta (en realidad son dos): la cancha y la pelota mojadas, combinadas con la inexperiencia de Allison en el marco local: una ecuación que era atrayente pero que fue explotada muy tarde, recién por Carlos Esquivel casi antes del descanso. El guardameta respondió de forma dramática pero efectiva.
El complemento parecía transcurrir completamente en los campos de La Noria en Xochimilco. Cruz Azul se adueñó de la pelota, del peligro, de los espacios, pero fue incapaz de tener la contundencia suficiente para llevarse la ventaja a la capital del Estado de México. Christian Giménez y Achille Emaná entraron a los 66' en una respuesta que daba el técnico Luis Fernando Tena a la afición que en las tribunas exigía, rugía por el ingreso del primero.
El "Chaco" estuvo cerca de los 71' con un tiro libre, pero el portero Alfredo Talavera leyó bien sus intenciones, 15 minutos antes de que Antonio Ríos respondiera con un violento tiro desde tres cuartas partes del campo que acabó por reventar la base del poste en la jugada más clara que tuvo el equipo dirigido por José Cardozo. El encuentro parecía despertar, máxime si se toma en cuenta una gran pared entre Joao Rojas y Emaná que acabó con una espectacular atajada del propio "Tala", quien todavía después fue exigido en el contraremate por Marco Fabián, el problema es que esta acción llegó segundos antes de que el árbitro silbara el final del encuentro y la tregua a esta guerra, que tendrá su episodio culminante el próximo miércoles, cuando se busque al nuevo monarca de la Concacaf, que ocupará el lugar de Monterrey y que representará a México en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Marruecos 2014.

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