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jueves, 12 de junio de 2014

¡BEM-VINDO O FUTEBOL!


Brasil saca su magia y vence 3-1 a Croacia para inaugurar por lo alto la Copa Mundial de la FIFA 2014.

SAO PAULO, Brasil, Jun. 12, 2014.- ¿Qué son cuatro años? Nada, absolutamente nada cuando se tiene un nuevo Mundial entre nosotros. Brasil y Croacia cortaron el listón a la máxima justa del balompié en un encuentro que no hizo más que alimentar la promesa de una competición soberanamente espectacular, que vuelva a dignificar la vida futbolera, que sufre de nostalgia por un espectáculo que, por momentos, escasea.
La Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 tuvo un inicio como solamente el gigante sudamericano podía dar. El "Scratch du oro" venció 3-1 a Croacia en el cotejo inaugural en un certamen que aglomera esperanzas, deseos y fiesta futbolera alrededor del planeta; mejor aún, el encuentro hizo, por momentos, que la espera de cuatro años valiera la pena.
Tal y como lo esperaban casi 200 millones de brasileiros, Neymar levantó la mano y cargar a su legendario equipo en los hombros. El jugador del Barcelona marcó dos goles que comandaron la remontada del conjunto local que después sería aderezada con un magnífico gol de Oscar para dar tranquilidad al anfitrión que empezó perdiendo por una pifia de Marcelo, quien mandó el balón a su propia meta en el primer tiempo.
Una Arena Corinthians de Sao Paulo, Brasil fue el escenario de este acontecimiento histórico. El gigante sudamericano era sede de un partido de Copa del Mundo 64 años después del "Maracanazo", una leyenda que el pueblo brasileño quiere volver mito, que quiere erradicar de cualquier libro, o de la mente colectiva con la consecución de la sexta corona en esta competición. El primer paso para lograr erradicar aquel vergonzoso episodio se dio en la urbe paulista, con una cancha que todavía vibraba y arrojaba los últimos ecos de la ceremonia inaugural encabezada por Claudia Leitte, Jennifer López y Pitbull con su ya conocida interpretación de "We are one".
Pero el flamante recinto, tan reluciente como inconcluso, con sus vestigios de obra negra y fachadas a medias, cobraría auténtica vida con la salida de los 22 jugadores que celebrarían el primer cotejo del Mundial 2014, encabezados por el árbitro japonés Yuichi Nishimura, quien tomaría el balón Brazuca en el filo de la grama. De protagonista a protagonista, el propio árbitro se convertiría más adelante en el centro de las miradas del cotejo inaugural.
Con el peso de toda la selva amazónica, el Cristo redentor, las dunas del norte, los ríos del sur y los rascacielos paulistas, Brasil salió a la cancha con poco futbol en las piernas y el nerviosismo a flor de piel. La afición amedrentó incluso a su propia escuadra, que vio cómo Croacia, con un planteamiento poco valiente pero sí muy efectivo, empezaba a dar clases de cómo dominar la media cancha. Luka Modric e Ivan Rakitic, fieles a los pronósticos, comandaron a unos balcánicos que nunca sonrieron, pero que disfrutaban con el pasar de los minutos el honor de inaugurar un Mundial y, sobre todo, la frustración que tenía su rival, impotente sin la pelota.
Ivica Olic completó la obra de una Croacia osada por momentos. Un testarazo del jugador del Wolfsburgo alemán puso a temblar por primera vez los cimientos de toda una nación que forjó al Pentacampeón del Mundo. En la primera jugada de peligro del certamen. Pero a los 10', la tragedia en el cierre de 1950 parecía extenderse al inicio de 2014 cuando un peligroso centro por izquierda acabó de forma importuna en los juguetones pero distraídos pies de Marcelo. El Brazuca acabó en la cabaña defendida por Julio César, enviada por su "compatriota".
Irónicamente, el gol disipó cualquier rastro de duda y nerviosismo a la "Canarinha", que inclinó la cancha a su favor y se convirtió en un furioso vendaval verdeamarela que buscaba derribar cualquier montaña balcánica, más con deseos y ganas que con orden.
La Brasil actual, que no enamora, tuvo una epifanía en la figura de Neymar. El Scratch, tan alejado del romanticismo de sus mejores décadas, tuvo un lapso de posesión: los Garrincha, Pelé, Tostao, Rivelino parecían posesionar a los jugadores presentes en Sao Paulo, que por momentos desplegaron tímidamente el famoso y legendario "Jogo Bonito" esta vez con resultados óptimos.
Con la suerte del anfitrión (¿o Campeón?), Neymar tomó el esférico en tres cuartas partes de la cancha, ya cuando la presión local era desquiciante, y sacó un disparo que parecía tan triste como la playa de Copacabana sin garotas; un envío que no levantaba las cejas de nadie, pero que acabó en la base del poste y luego en las redes para empatar el cotejo a los 29'.
Las emociones en el primer tiempo se apagaron paulatinamente en la segunda mitad. A medida que el drama crecía y el "Jogo Bonito" bajaba, el silbante central metía un nuevo motivo para levantarse del asiento: un penal demasiado polémico por un aparente jalón de Lovren era marcado. Neymar cobró el regalo y dobló las manos de Pletikosa para dar la vuelta al marcador.
Con todo y disputa arbitral, Croacia no cesó en su intento de empatar, pero Brasil no quería dejar una imagen mancillada con posible ayuda externa. Todo el estado paulista empujó a Oscar, encargado de maquillar el desempeño regular de Fred a lo largo del encuentro, y lanzó otro tiro tímido pero mortalmente certero para dar el último gol al vibrante encuentro ya en tiempo de reposición.
El  Mundial 2014 está por fin entre nosotros, y el partido inaugural no hace más que alimentar la esperanza de que el famoso carnaval brasileño se convierta en una orgía futbolera que sacie hasta al más exigente de los aficionados. El Grupo A otorgó un inicio monumental a la competición, México y Camerún esperan no desentonar el espectáculo que brindaron anfitriones y arlequines. La fiesta ya está aquí, ¡bienvenido del futbol!