Con ganas de más, la afición que conoció y abarrotó el nuevo estadio californiano se dividió entre el repudio al empate sin goles y las ovaciones hacia el portero Guillermo Ochoa.
Los 67 mil 175 espectadores, casi todos mexicanos, que "curtieron" con La Ola el flamante inmueble de los 49's de San Francisco disfrutaron y sufrieron un espectáculo que les resultó insuficiente.
Con el silbatazo final, sólo se escucharon abucheos, pronto convertidos en aplausos cuando Ochoa recibía un premio como Jugador del Partido.
Pero más furioso que nadie, quien terminó el juego con ánimos de reclamar fue el entrenador mexicano, Miguel Herrera, que apenas pitó el árbitro se dirigió al centro de la cancha para lanzarse contra el silbante estadounidense Juan Guzmán Jr.
Pero éste solo incrementó las dosis de bilis derramadas por el "Piojo" al "torearlo" para siempre darle la espalda.
Paul Aguilar, Ochoa e incluso el chileno Mauricio Isla calmaron al timonel, quien se retiró cuando el arquero estaba por recibir un reconocimiento que tomó con rostro de molestia por el resultado.
